Siete jereles (02, 03 y 06/2022)
Gonzalo García-Pelayo
En palabras de Gonzalo García Pelayo: “Los antecedentes de esta película que rodamos en Jerez, se ven en Nueve Sevillas. Mi sobrina Pilar me animó a rodar en Jerez… El Festival fue el contexto, porque no es un documental en sí del Festival, sino una oportunidad magnífica para que la gente vea cómo la ciudad entera vibra con el flamenco”.
Codirigida con Pedro G. Romero, repiten la pareja creativa que tantos éxitos ha tenido con Nueve Sevillas.
La película comienza con una estampida de caballos que recorren el centro de Jerez y pasan por siete lugares míticos de la fiesta, de la noche. En ellos se desarrollan siete planos secuencias que nos muestran en cada uno de ellos tres actuaciones distintas, flamenco, tradición y vanguardia
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Siete Jereles, los actores, actrices, personajes y caballos que protagonizan esta película configuran un territorio inexplorado, seguramente aquel espacio indeterminado en el que la ciudad de Jerez construye una nueva imagen del flamenco.
Lo que nuestra película va a cartografiar no es tanto el mapa como su movimiento, una geografía que, poco a poco, avanza. A cada poco, el flamenco se reinventa, nuevos ritos y nuevas geografías. No es territorio inmóvil sino nomadología.
No se trata de un documental demostrativo, se trata de un experimento que continúa el que ya iniciamos con Nueve Sevillas y, aunque también se aprende, ni se repite, ni se hace aquí arqueología alguna, ni historia alternativa, ni enredo mitológico. El flamenco y la ciudad que se muestra se presenta como lo que es, una mezcla fascinante de terror (la presencia de lo natural, primitivo y original) y retórica (el sofisticado lenguaje moderno del cante, la danza y la guitarra), cómo se produce, cómo se hace. En ese sentido, Siete Jereles quiere ser una película flamenca, no sólo por el tema, el argumento o la inclusión de una banda sonora determinada, también por la forma de hacerse.
Siete Jereles es un recorrido por las calles de Jerez durante siete noches, y toma forma en sus barrios (Santiago, San Miguel, San Pedro); en sus sagas familiares (Agujetas, Moneos, Zambos, Méndez, Sorderas, Mijítas, Periquines….) y en sus fiestas (Zambombas por Navidad, El Prendimiento en Semana Santa, Fiesta de la bulería, Carretas del Rocío, Celebración del vino). Son mitos que todavía tienen en Jerez una encarnación viva. Es decir, Jerez y el flamenco tienen una identificación tópica, mitológica y real. Las tres vertientes estarán en nuestra película.
DIRECTOR: Pedro G. Romero y Gonzalo García Pelayo.
- Guión: Pedro G. Romero.
- Fotografía: Alex Catalán (Aec).
- Montaje: Sergi Dies (Ammac).
- Productora: Vanessa García – Pelayo.
- Productor Asociado: Joaquin Vazquez.
- Productora Ejecutiva: Pili Campano.
- Productor: Gervi.
- Primera Ayudante De Dirección: Belén Cándil
- Directora De Producción: Tanya Biggie
- Jefa De Producción: Ginneth Moreno.
- Coordinador de producción: Javier García-Pelayo.
- Jefa De Sonido Directo: Diana Sagrista.
- Jefa De Maquillaje Y Peluquería: Sara González López.
- Jefa De Peluquería: Cristina García-Pelayo.
- Jefa De Vestuario: Desirée Villegas.
- Directora De Casting; Felisa Romero.
- Directora Artística: Pilar Angulo.
- Directora De Animación: Alicia Díaz.
- Compositora: Miriam Blanch
- Jefa De Efectos Especiales: Laura Domínguez
- Postproducción Imagen: Abel Fernández (La Colorá)
- Diseño De Sonido y Mezclas: Jose A. Manovel
- Duración: 01:56:00.
- País: España.
- Idioma: Castellano.
- Formato: Digital 16:9.
- Género: Documental.
- Año De Producción: 2022
Amanece Metrópolis. Siete estados de éxtasis. «Siete Jereles (2022) de Gonzalo García-Pelayo y Pedro G. Romero»
Estrella Millán Sanjuán https://amanecemetropolis.net
CINE CON Ñ. ‘Siete Jereles’, el más difícil todavía de García Pelayo y Pedro G. Romero tras ‘Nueve Sevillas’.
Jose A. Cano https://cineconn.es
La voz del sur. Pedro G. Romero, codirector de ‘Siete Jereles’: “Jerez es el único sitio donde la calle aporta una experiencia única”
Valeria Reyes Soto. https://www.lavozdelsur.es
Diario de Jerez. Gonzalo García-Pelayo grabará en Jerez la película ‘Siete Jereles’. El largometraje utilizará el marco del Festival de Jerez para contextualizar su historia.
Borja García Tejero https://www.diariodejerez.es
Diario de Jerez. El Festival de Sevilla de cine europeo otorgó el Premio ASECAN a la Mejor Película de la Sección Oficial a ‘Siete Jereles’, de Pedro G. Romero y Gonzalo García-Pelayo.
María Luisa Parra https://www.diariodejerez.es
MusicZine. Las 20 de 2022. 16º SIETE JERELES, de Gonzalo García Pelayo y Pedro G. Romero
Celso Hoyo Arce https://musiczine.es
Diario de Jerez. La película ‘Siete jereles’ será presentada en noviembre en Sevilla.
Redacción. https://www.diariodejerez.es
La voz de sur. Así es el rodaje de ‘Siete Jereles’ en Jerez: un caballo dentro de la peña flamenca La Bulería
Redacción. https://www.lavozdelsur.es
El Correo Web. Sobre Siete Jereles.
Manuel Bohórquez. https://www.elcorreoweb.es
CINE CON EÑE. El Festival de Sevilla premia a Mauro Herce, Carlos Pardo Ros, ‘Siete Jereles’ y ‘Como ardilla en el agua’
Redacción. https://cineconn.es
Diario de Jerez. Salvador Fanega y Tía Juana del Pipa, nuevos nombres en el rodaje de ‘Siete Jereles’. Tomasito, Ezequiel Benítez, Domingo Rubichi, Tía Juana la del Pipa y José de los Camarones son entre muchos otros los artistas que participan.
Redacción. https://www.diariodejerez.es
El PALOMITRON. CRÍTICA: SIETE JERELES
Academia de cine. Isósceles, Siete jereles, Los caballos mueren al amanecer, Eterna y Bienvenido Mr. Banksy
Redacción https://www.academiadecine.com
Mira Jerez. Comienza en Jerez la grabación de la película documental ‘Siete Jereles’
Álvaro Richarte https://www.elmira.es
CanalSur. Todos los tópicos de Jerez pero al revés en “Siete Jereles”
Redacción https://www.canalsur.es
Viva Jerez. Siete Jereles en el Festival de Cine de Sevilla
Nico Salas https://vivajerez.es
La voz del sur. ‘Siete Jereles’ se estrena este viernes en cines… pero no en Jerez
F. Jiménez https://www.lavozdelsur.es
Los Mejores Rock. Hace unos días tuvimos la oportunidad de ver en pantalla grande la película “Siete Jereles”
Redacción https://losmejoresrock.com
SIETE JERELES.
Este domingo 6 de noviembre, en el marco de la Sección Oficial del Festival de Cine de Sevilla, se ha proyectado Siete Jereles, séptima entrega del proyecto “El año de las 10 + 1 películas” de Gonzalo García-Pelayo, y que, en este caso, se trata de un documental codirigido por él y Pedro G. Romero que retrata ampliamente la esencia del flamenco nacido y desarrollado en Jerez de la Frontera. Siete Jereles surge y se relaciona directamente con otro documental anterior de ambos directores, Nueve Sevillas (2020), en el que la ciudad protagonista era la capital hispalense. De hecho, durante el desarrollo de una entrevista que realicé a ambos en enero de 2021 para la revista digital Cine Arte Magazine con motivo de su estreno, fue cuando Gonzalo propuso a Pedro realizar en Jerez una película que tuviera el mismo espíritu que el de la que habían hecho en Sevilla (por tanto, soy de los pocos, no sé si el único, que puedo presumir de que existe una película cuyo proyecto nació el transcurso de una entrevista realizada por él mismo y, por ello, me resulta imposible no contarlo y referirlo). Sin embargo, dicho esto, a continuación hay que dejar claro que Siete Jereles no es una mera repetición de Nueve Sevillas con un simple cambio de escenario sino que es un film con entidad propia y autónoma y que significa un paso adelante en relación al anterior. Y no es la diferencia menor entre ambos títulos el hecho de que, si Nueve Sevillas podía ser etiquetado como documental sin excesivos reparos, esa misma etiqueta se le queda pequeña a Siete Jereles ya que los elementos creativos que aparecen en este desbordan con amplitud los márgenes de esa definición.
Nueve Sevillas era una película tanto sobre Sevilla como sobre el flamenco, el nuevo flamenco y los márgenes del flamenco nacido, cantando y escuchado en Sevilla, sobre la ciudad y sobre la creación que hervía en ella y en torno a ella. Siete Jereles, en cambio, está centrada muchísimo más en el mundo flamenco de Jerez, con todas sus vertientes, ramas, vástagos y variantes, y, aunque el espacio urbano también está claramente presente, tiene mucho menos protagonismo que en el film anterior. Por ello, Nueve Sevillas era un recorrido geográfico por la ciudad y un viaje temporal desde la tarde de un día hasta el mediodía del día siguiente, mientras que Siete Jereles queda cristalizada como si se desarrollara en una única noche, en una madrugada infinita en la que cabría el cante del pasado, el cante del presente y el cante del futuro, lo sagrado, lo profano y lo pagano, lo espiritual y lo carnal, lo clásico y lo herético. Porque, como dice uno de los rótulos que aparece a lo largo del film, “la noche es la casa del flamenco” y, también, como explican dos de las participantes en la película, “la noche tiene ese poder como de parar el tiempo, que dices tú que puede ser una noche de ahora mismo como puede ser una noche del siglo XIX”. Se elige la noche para hablar de cualquier noche y de cualquier día, de todas las noches y de todos los días, de cualquier época y de cualquier momento120, para llegar a descubrir esencias profundas y relevantes.
A lo largo de Siete Jereles, ya desde la primera secuencia, vemos a Gonzalo García-Pelayo caminando hacia atrás. No creo que sea solo para expresar el carácter contracorriente que impregna al director (que también) como para sugerir al espectador que vayamos río arriba, que realicemos un esfuerzo de introspección121 que nos desconecte de las apariencias rutinarias y que nos ayude a alcanzar esbozos de certezas deslumbrantes que son desafíos a los dogmas establecidos y a las convenciones aceptadas por pura pereza. En gran medida, Siete Jereles acaba siendo para el espectador una “experiencia inmersiva”: su atmósfera nocturna, los paseos con los que acompañamos a las conversaciones de los personajes que aparecen en ella y los increíbles siete planos-secuencia en los que se van encadenando diferentes actuaciones musicales nos conducen a una especie de trance, de performance hipnótica, que nos sumerge en un torrente de sensaciones que parecen ubicarse entre el sueño y la vigilia, entre la consciencia y la ensoñación, entre lo tangible y lo onírico. Tras ese primer caminar hacia atrás de Gonzalo García-Pelayo, en el mismo comienzo del film, abandonamos el entorno urbano y nos dirigimos al campo, donde contemplamos una manada de caballos que entran a galope en la ciudad, caballos que se van convirtiendo en un motivo omnipresente en las diferentes secuencias que se van sucediendo: los caballos no solo como una de las señas de identidad básicas de la cultura jerezana sino como símbolo de esas manifestaciones artísticas, el flamenco entre ellas, que enraízan en lo animal (algo que ya se expresaba con nitidez en Nueve Sevillas122), en pulsiones que van más allá de lo consciente y lo intelectual para sustentarse en impulsos básicos y primigenios que se resisten a ser transmitidos por la vía de un lenguaje convencional y adocenado.
Es inevitable pensar que esos elementos atávicos y ancestrales son asumidos, procesados e interpretados por cada cultura de forma diferente y que la perspectiva particular de cada una de ellas acaba influyendo en las manifestaciones creativas y artísticas que brotan de la misma. El flamenco, por ello, no debería ser considerado como una disciplina cerrada y aislada de su entorno sino que responde a las claves de una cosmovisión que, en última instancia, es nuestra cosmovisión (la de un país bimilenario que ha nacido de un cruce increíble de pueblos y culturas provenientes del Mediterráneo y de ambos lados del Atlántico). En Magical Girl (2014) de Carlos Vermut, el personaje interpretado por Miquel Insúa pronunciaba las siguientes palabras:
“Es curioso que sea concretamente España el país en el que la tauromaquia es más popular. ¿Sabes por qué España es un país en eterno conflicto? Porque no tenemos claro si somos un país racional o emocional. Los países nórdicos, por ejemplo, son países cerebrales. Sin embargo, los árabes y los latinos han aceptado su lado pasional sin complejo ni culpa. Ellos, unos y otros, saben qué lado predomina. Los españoles estamos en una balanza que está suspendida justo en la mitad. Así somos los españoles, como las corridas de toros. ¿Y qué son las corridas de toros? La representación de la lucha entre el instinto y la técnica, entre la emoción y la razón. Tenemos que aceptar nuestros instintos y aprender a lidiar con ellos como si fuese un toro, para que no nos destruya”.
Muchas de las manifestaciones culturales y artísticas surgidas en España se basan en esa dialéctica nunca resuelta entre la búsqueda de un orden armónico y la posibilidad abierta del arrebato, del éxtasis, del caos, de dejarse ir sin atender a los temores y prejuicios (aparte del ejemplo de la tauromaquia, ahí están el misticismo, las creaciones barrocas del siglo XVII, la arquitectura de Gaudí, el vanguardismo –y, a la vez, el respeto a la tradición poética– de la generación del 27 o el cine de Luis Buñuel, Luis García Berlanga, José Val del Omar, Iván Zulueta y Pedro Almodóvar). El flamenco es, con claridad, una de esas manifestaciones en la medida en que se basa en estructuras cerradas e inamovibles (un fandango, unas bulerías, una seguiriya, una saeta o un martinete tienen unas estrofas, un ritmo y un compás a los que el cantaor siempre tiene que ajustarse) pero, al mismo tiempo, el intérprete tiene plena capacidad para aportar su propio estilo y articular (y hasta de improvisar) fraseos, melismas y entonaciones absolutamente personales e intransferibles. Como dice el personaje de la profesora de baile interpretado por La Tani en La estrella (2013) de Alberto Aranda al final de la película: “Recordad: El flamenco no es un caos. Hay un orden y una técnica. Pero tenéis que poner vuestro duende. Que el flamenco es valentía, como la vida misma No lo olvidéis: valentía”. Los planos-secuencia que vemos a lo largo del film siguen este mismo espíritu: dentro de ellos, los artistas despliegan sus bailes y canciones con absoluta libertad pero ello se hace efectivo dentro de un artefacto visual perfectamente diseñado y planificado. No es solo que el espectador intuya que esa planificación exista sino que, sin querer invisibilizar toda la parafernalia asociada, esta es mostrada sin tapujos, de forma que es posible ver perfectamente las cámaras, los micrófonos y los drones que registran las imágenes y los sonidos invadiendo los planos para que seamos conscientes de todos los mecanismos por los que el relato y el discurso llegan hasta nosotros.
Al mismo tiempo que traza sutiles conexiones entre el flamenco y la cultura de la cual surge, Siete Jereles también propone que aquel tampoco sea considerado como arqueología sino como materia viva que aún puede hablarnos del mundo y de nosotros mismos. Es así que la película no solo recrea los perfiles del flamenco jerezano actual y de sus periferias sino que los re-crea, los transforma, los reprocesa, los reconvierte para vivificarlos y hacernos ver que aún pueden recorrer sendas nuevas, sorprendentes y desconocidas. Conocer y dominar el flamenco no sería solo conocer y dominar la historia de la disciplina o un estricto canon cerrado de aquí a la eternidad sino descubrir todas las propuestas que han surgido de él para, a partir de la tradición, conectar con la modernidad.
Tanto todos los artistas que van pasando por la pantalla (entre ellos, José de los Camarones, Los Mijitas, Carmen Herrera, Dani Llamas, Alfredo y David Lagos, Diego Carrasco Family, Joaquín El Zambo, Elu de Jerez, Manuel Cantarote, Los Delinqüentes, Ezequiel Benítez, Rafael El Zambo, María Jerez, Tomasa La Macanita, Manuel Valencia, Dolores Agujetas, El Faraón, Manuel de la Nina, Tomasito) como Nueve Sevillas y Siete Jereles por sí mismas no solo pueden ser contemplados como ejemplos del carácter vivo y dinámico del flamenco sino, yendo más allá, del carácter vivo y dinámico que puede llegar a tener la cultura española, tan zarandeada, distorsionada y paralizada tantas veces por dirigismos oficiales estériles y por manifestaciones culturales ajenas triunfantes gracias al marketing y las megapresupuestadas campañas de promoción. Nueve Sevillas y, sobre todo, Siete Jereles acaban siendo, de esta manera, algo más que meros documentales, son auténticas creaciones audiovisuales que, a partir de elementos reales y palpables, inauguran y pregonan nuevos caminos capaces de continuar y prolongar el fascinante legado de nuestro pasado, enriqueciéndolo y extrayendo de él sus genuinos significados. De este modo, la proyección de Siete Jereles en el Festival de Cine de Sevilla no cabe ser considerado el mero estreno de una película sino como un acontecimiento cultural de primer orden que es, al mismo tiempo, reivindicación, estímulo y rejuvenecimiento de una parte esencial de nuestro patrimonio espiritual.