Vivir en Gonzalo
“Yo soy de muchas cosas”
Con estas palabras comienza este apasionante documental sobre la vida del director de cine Gonzalo García-Pelayo. Son palabras del propio protagonista, que se autodefine con esa frase y que coincide plenamente con lo que ha sido su vida.
Después de 35 años sin hacer cine, se ha vuelto a poner detrás de la cámara y podemos sentirnos orgullosos de que haya elegido nuestra ciudad para rodar su última película, Alegrías de Cádiz. Una obra ambientada en el Carnaval, que pronto podrá verse en las salas de cine.
Según sus realizadores, “somos afortunados porque Gonzalo García-Pelayo, que es una figura importantísima de la historia musical y del cine de nuestro país, lleva a Cádiz por bandera y la defiende allá por donde va como referente cultural a nivel mundial”. Es más, de nuestra fiesta (el Carnaval) ha dicho que se trata de la manifestación de cultura popular más importante que existe.
Lo dice alguien que ha viajado por todo el mundo y se ha codeado con artistas y gente de muchos lugares y todos los niveles. García-Pelayo es un personaje camaleónico que va despertando un interés adictivo a medida que te adentras en sus apasionantes “vidas”, porque este hombre ha vivido tantas vidas diferentes entre sí que resulta prácticamente imposible seguirlo y relacionarlo en las mismas. Para ello, los realizadores Luis García Gil y Pepe Freire nos desgranan todo su mundo a partir de ese rodaje sobre su alucinante vida, que dentro de un mes podremos ver en el festival Alcances. Tenemos la certeza que va a dar mucho de sí, al igual que esta entrevista.
En el documental sobre García-Pelayo se aborda su faceta como productor musical, agitador cultural, y su faceta creativa como realizador de cine.
La parte del juego apenas se perfila porque, aún siendo un aspecto muy creativo de su personalidad y fundamental en su biografía, no les atraía demasiado; entre otras cosas, porque ya se había escrito un libro y rodado una película muy sonada (The Pelayos) sobre el asunto. “De hecho, es poner en Google el nombre de Gonzalo García-Pelayo y todo lo que sale sobre él se refiere al juego”, comentan ambos.
Les parecía un poco triste que a una persona que había sido fundamental para la historia de la música popular en este país, se le conociera por los casinos y su método, cuando no se puede entender el mundo de la música popular española sin él, ya que estuvo detrás de producciones fundamentales. No solo de rock andaluz, que es quizás lo que más se le atribuye, sino de cantautores y de gente muy importante.
Tenían claro que este tema había que reivindicarlo junto con su cine, una faceta también muy interesante de su biografía pero menos reconocida desde el punto de vista de la crítica para ellos. Aunque ahora, comentan, se está dando una recuperación de su cine, que quieren aclarar -entre risas- se ha empezado a producir después de la idea suya del documental.
En este trabajo, sus creadores comparten el querer reflejar esa doble faceta de García-Pelayo, que les parece apasionante, explicar esa gran producción musical de los 70 con el cine español que se podía hacer en Andalucía en aquellos años.
“Queríamos devolverle su lugar en el mundo de la música y el cine en España. Lo bonito de esto es mover voluntades para rescatar la figura del artista. (El colectivo de críticos Lumiere pone su grano de arena)”.
Gonzalo se olvida del cine, porque a él le gusta el cine pero llega un momento en que “al cine no le gusto yo”, en sus propias palabras. Decide no hacer más películas y meterse de lleno en el mundo del juego, por buscarse la vida y porque era otra de sus pasiones. Es un hombre muy inquieto, en la máxima expresión de esa palabra.
“En ese momento, los 2 grandes sellos discográficos de música independiente en España eran el sello Pauta que llevaba Caballero Bonald y el sello Gong, de Gonzalo García-Pelayo”.
He ahí su concepto basado en la cantidad-calidad. Tanto Gonzalo García-Pelayo como su hermano Javier eran partidarios de hacer las cosas y conseguir llevar a cabo los proyectos, arriesgándose a que no gustaran.