Javier Ikaz sobre nuestra amistad y sobre varias películas del último ciclo argentino

Javier Ikaz sobre Gonzalo García-Pelayo

Cariñosísimo comentario de mi amigo y escritor Javier Ikaz sobre nuestra amistad y sobre varias películas del último ciclo argentino:

Creo que puedo decir (me gustaría) que Gonzalo García-Pelayo es mi amigo. Y digo que me gustaría no solo por el alarde de tener entre mis contactos a un genio, alguien capaz de desplumar a los casinos y casas de juegos de todo el Mundo (o parte). Hay una peli muy divertida que lo cuenta. No solo por ser el productor de algunos de los discos más importantes que tengo en mi casa y que me sé de memoria, no solo por ser el descubridor y casi creador del llamado rock andaluz setentero. No solo por haber rodado algunas de las películas y/o escenas más increíbles de nuestro cine (haya sido o no proyectado en salas comerciales).

Si hincho pecho es por ser una persona con la que puedo tomarme una horchata nada más aterrizar en Madrid, por haberme presentado a nuestro Aute, por haberme invitado a rodajes, premieres y viajes (aunque mi vida de padre de familia me haga darle calabazas casi siempre).

Hizo unas cuantas pelis. Luego rodó diez (más una) en un año. Luego otras diez (más una, si contamos como dos ‘La última película de Carmen Trevilla’), y amenaza, en el buen sentido, con rodar de nuevo otras diez. Gonzalo se ha convertido en una factoría de hacer cine en sí mismo. Pero por encima de todo, creo que Gonzalo es la personificación de la amistad.

En su cine a menudo hay corrillos de amigos, bebiendo y fumando, viendo cantar a alguien, en una suerte de alegría de vivir como cantara el bueno de Ray Heredia. Hay mucho de celebración en su cine. Fotogramas de pura vida. Hay mucho de documental y mucho de creación ficcional en sus imágenes. Esas dos hermanas, Paula y Pilar (ambas empiezan por P y con el mismo número de letras, todos son números en Gonzalo) que se buscan a destiempo, que viajan y encuentran, hablan y escuchan. Porque hay también mucho de cine de escucha. Y cuando crees que has escrutado su camino se descuelga con una comedia casi Lubitschiana (por estar basada en los diálogos más que por otra cosa) con “Salón de uñas”.

Como sé que a Gonzalo le encantan las boutades y los titulares diré que sería una película de un Bergman emborrachado de Almodóvar. Una comedia que podría ser lo más ‘vendible’ de su obra para ser proyectada en circuitos comerciales. “Eloísa y las niñas toman un helado” podría ser un “Niñas 3″ o una coda si lo unimos con su “Mujeres heridas”.

En su cine disruptivo, inmensamente minoritario no hay imposición, todo es tal y como lo siente este genio desaliñado, un genio de andar por casa que no se cansa de hacer nuevos amigos, y en ese microcosmos que forma su ya extensa filmografía vivimos felices sus acólitos. Queremos más. Y lo bueno es que tendremos más.

Publicado en: 15/07/20242,7 min. de lectura536 palabrasCategorías: Cine Argentina, Críticas

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