Yo quería ser batería de los Pink Floyd…
YO QUERÍA SER BATERÍA DE LOS PINK FLOYD (O DE LOS BEATLES)
Gonzalo García-Pelayo, Planet Poquer 2008
Estaba realmente harto de tener que llamar cinco veces cada mañana para hablar con algún mandamás de las compañías de disco. Entonces me atendían al teléfono (no como ahora) pero los tenía que perseguir esperando que acabaran todas sus reuniones.
Lo que más me atrajo para dedicarme a jugar a la ruleta fue el hecho de no tener que llamar nunca más a nadie, moverme por donde quisiera, viajar y sentirme que no dependía de voluntades exteriores. Solo de los vaivenes de la suerte pero que al final, jugando seriamente, sabía que tendrían resultado positivo.
Estando en Las Vegas, jugando a la ruleta, me entero en la tienda de libros de mi amigo Howard que allí los profesionales no juegan a la bola porque nadie ha descubierto como ganarla pero que lo hacen a la apuesta deportiva y al póquer. Para la apuesta deportiva tenía que esperar a conocer los deportes americanos o esperar a la vuelta a Europa. Pero el póquer estaba allí mismo y al contrario de lo que ocurría con los libros inexistentes que yo buscaba de ruleta, sobre póquer tenía tantos como los que ya había comprado sobre el black jack.
Empecé con Sklansky y vi como fácilmente se podía asimilar todo lo que estos jugadores habían estudiado y probado durante años. Mientras que con la ruleta me lo tuve que inventar todo, con este juego era solamente entender lo que otros habían desarrollado.
Jugué un poco allí mismo y a la vuelta a España practiqué e hice muchos análisis con un gran programa que Howard me aconsejó. Se trataba del Turbo Holdem, programa al que todavía hoy muchos años después le dedico muchas horas de investigación sobre todo en el terreno del Holdem Limit, que, como comentaba Sir Donald en un magnífico artículo en esta misma revista, es el gran juego que puede ser estudiado y analizado desde el punto de vista más científico.
Otro hito de mi vida profesional fue comenzar con la partida de la calle Montera, en Madrid y un viaje que hice a Los Ángeles donde me habían dicho que proliferaban tremendos primos en el casino Commerce. Me fui hasta allí, encontré a Juan Carlos jugando cash antes de dedicarse a los torneos (le iba bien), los asiáticos me volvieron loco (perdí siete parejas de reyes seguidas en los días que allí estuve), aguanté un terremoto yendo con Juan Carlos por las autopistas de madrugada, pero me traje una revista donde hablaban del póquer por Internet.
Había anuncios incluso de webs como Planet Poker, la primera sala on line y a mi vuelta me apunté para probar, decidido a ganar como fuera, a limar todas mis estrategias y a vivir de ello desde el salón de mi casa y lejos del teléfono.
Después de un año de pruebas empecé a ganar seriamente y puse en verde el semáforo de Óscar para que empezara a atizar justo en el límite de su mayoría de edad. Enseguida, formamos un equipo y de ahí el salto a nuestra web.
El resto fue lo más divertido y es lo que he vivido con muchos de vosotros que ahora me leéis.
A veces vuelvo a Las Vegas y siempre voy a dar una vuelta a la tienda de Howard por si conoce algo nuevo a lo que uno pueda orientar a sus nietos para que se desenvuelvan en la vida sin tener que dedicarse a negocios normales que ya se sabe que son mucho más peligrosos que la vida de jugador profesional.
Gonzalo García-Pelayo