Volviendo a casa
Anoche, domingo, por la calle Alcalá, volviendo a casa:
«¿Gonzalo?» «
«Hombre Pablo, cuánto tiempo sin verte, ¿cómo sigues?,» (me presenta a un amigo, alto como él del que no entiendo su nombre).
«¿Qué tal está tu madre?, sé de ella, pero nunca por contacto directo, estuve con tu hermano Micky cuando el homenaje a tu padre que hicieron en la SGAE».
«¿Y tú como sigues? Siempre queriéndome ir de Madrid, ahora espero que a Londres».
«Jajaja, ya tu padre cantaba aquello de «no aguanto este coñazo de Madrid» en el primer disco que hicimos juntos».
«Sí, es la ciudad donde encuentro más antipatía».
«No hombre, está París, todo el mundo sabe que es la ciudad con gente más antipática del mundo» (su amigo está de acuerdo conmigo).
«Yo viví poco allí, pero los parisinos son lo peor».
Noto fuerte acento caribeño, me intereso, «¿Eres cubano?»
Pablo me interrumpe: «Es hijo de Pablo Milanés (ah caray, dos hijos, de Aute y de Pablo Milanés, paseando juntos por la calle Alcalá, me gusta la imagen y el encuentro).
«No conocí personalmente a tu padre, pero yo fui quien lancé su primer disco en España y me maté por promocionar su canción «Para vivir», una maravilla, aquí.» Me lo descubrió Antonio Gómez, que entonces estaba al tanto de todo lo referente a la canción de autor (también me presentó a Aute). Poco después hasta la grabé en flamenco, es una canción que me cautiva sin entenderla como si tu padre tuviera una inspiración que lo ahogara y le saliera el tema casi sin él pretenderlo, lo mismo me pasa con «Amor», no sé si recuerdas Pablo esa canción de tu padre»
«Sí, sí, son canciones únicas», «y luego la otra grande, eh eh eh mmm, la que hizo una versión la cantante brasileña, sí «Yolanda» que también la cantó Simone». «Sí claro, eso es» Después de editarse «Querido Pablo» un directivo de la compañía me dijo que de haberme conocido antes me hubiera encargado hacer el disco, llegué tarde (hubiéramos hecho un disco mucho mejor, pensé, pero no dije) y vi a tu padre cantando en un mitin político en la Plaza de la Revolución en un discurso larguísimo, como todos, de Fidel (no insistí en este punto porque me estaba pareciendo algo inoportuno)
Me he alegrado mucho de este encuentro, siempre tuve mucho cariño por Pablo Aute, se lo conté enseguida a mi hijo Iván, de la edad de Pablo. Simpático el hijo de Milanés, que no sé si se llama Antonio o es otro de los siete que tuvo. «En España todos querían a tu padre», «Pues precisamente estoy preparando un documental sobre mi padre que se llamará «Para vivir». «Hombre, qué bueno, ya te dije que era una de las canciones de mi vida», contacta con Gonzalo cuando ruedes, yo os pongo en contacto, sí, claro, sí, claro.
«Bueno Pablo, que me acuerdo ahora mucho de ti y de los viajes que me contabas por Ucrania» «Sí, de Odessa, entonces tenía una casa al lado de las escaleras, supongo que las escaleras seguirán». «Ah, ¿eran las escaleras de «Potemkin»? «No sabía que estaban allí», «Sí, son las escleras más famosas con las otras de Filadelfia de «Rocky»