Amo que te amen (2015)

Gonzalo García-Pelayo

Amo que te amen de Gonzalo García-Pelayo

Duración: 84 minutos
Dirección: Gonzalo García-Pelayo
Guión: Antonio Gómez, Gonzalo García Pelayo, Jeri Iglesias y Paloma Ruiz
Producción: Tablada Ediciones Musicales, Capricci Films, Dato Sur y Jose Enrique Izquierdo
Dirección de Fotografía: José Enrique Izquierdo
Montaje: José Enrique Izquierdo, Santos Ruano y Álvaro Movilla
Interpretes: Nacha la Macha y Mayka Romero

El imperio del dolor

Por Rubén García López
MARTES, 1 DE DICIEMBRE DE 2015
A la vista de Alegrías de Cádiz y Niñas, los dos primeros largometrajes realizados por Gonzalo García-Pelayo tras su decisión de volver al cine, una de las posibles conclusiones bien podría ser que, independientemente de la calidad intrínseca de estas, Pelayo había perdido mordiente. Y aunque a mi juicio buena parte de esta pérdida se deba a su conservadurismo, quisiera considerar aquí otra fuente, no ajena por demás a esta: su cultivo de una placidez más enunciada que real.

El desgarro, el sufrimiento, e incluso la crueldad, son elementos que no deben hacerse de menos en la primera etapa de su filmografía (1975-1982), y desde luego tampoco en la segunda, televisiva (1986-1989), donde realizó su obra más amarga, doliente y oscura, Veinte mil semanales. Aunque es cierto que por su puesta en escena García-Pelayo es único en introducir una placidez casi ontológica en su narración, esta no deja de estar atravesada, e incluso constituida, por la crudeza de la muerte: la del Moreno en Manuela, la de Quique, mágicamente asociada además con la del hijo de Farruco, en Vivir en Sevilla, la de todos los animales de Frente al mar, la de Miguel al final de Corridas de alegría o la del matrimonio de que se habla en cierta escena de Rocío y José (este último, además, había perdido recientemente a su madre, hecho en absoluto casual). Presencia de la muerte a la que no es ajena otra, la del desamor. La muerte del Moreno sucede a resultas de su defensa de Manuela frente al alcalde y es tanto causa como prueba de su amor por ella, una suerte de amor cortés también presente en el personaje de don Ramón, de muerte por amor, amor por cierto no correspondido. En Vivir en Sevilla, la aparición del niño del taller narrando la muerte de su amigo Quique a manos de la policía irrumpe justo después de la primera escena entre Miguel y Ana, donde se manifiesta tanto el deseo de éste como la insatisfacción de ella, y precede a la sección donde se comunica que la pareja se ha separado: está ubicada, por tanto, en el lugar mismo de la separación. Las muertes de los animales en Frente al mar son un insistente contrapunto mortuorio a la plenitud sexual de la vida en la casa, pero también permiten matizar su impresión de felicidad y goce, ya que el acontecimiento central de la historia no deja de ser la imposibilidad de materializar un amor imposible, de llevar a la realidad una especie de ideal: regirse por el presente del sentimiento amoroso, sin atar este a temporalidad horizontal alguna (proyectos, matrimoniales y familiares entre otros). La muerte de Miguel en Corridas de alegría tan solo culmina inexorable la imposibilidad de encontrar a la amada, Deus absconditus de la narración. Tan solo en Rocío y José y, sobre todo, Tres caminos al Rocío, el amor no correspondido es aceptado (o en fin, padecido con resignación) en tanto la amada es la Virgen del Rocío, nada menos, con lo cual la imposibilidad humana de atravesar el orden trascendente es mejor aceptado: la Virgen no posee carne que penetrar, luego es en la imposibilidad de la comunión carnal con ella que esa peculiar forma de deseo que es la fe puede realizarse (claro que un servidor tiene pendiente de publicación un artículo sobre Pelayo titulado “Cómo follarse a la Virgen”, así que…). Aunque en este amor a la Virgen se manifiesta una alta (en el sentido de mística) concepción del amor, según la cual amar consiste sobre todo en abrirse uno mismo a la experiencia de ser habitado por el otro, lo cual convierte el ser correspondido en algo en cierto modo innecesario. De nuevo, el amor cortés. Y el sentimiento que dará lugar a Amo que te amen.

Desde Veinte mil semanales, manifiesto confesional del amargo fondo personal del cine de su realizador, y punto casi final de su obra si no fuese por su retorno actual, esta capacidad de hilvanar el dolor de la pérdida, de la imposibilidad de realizar un ideal afectivo, de no poder ser amado o incluso amar como se quisiera, con el sentimiento de necesidad, de placidez, de orden implacable y en el fondo feliz (Vivir en Sevilla es un modelo de película que se auto-obliga a la felicidad, en la que se puede sentir cómo, a pesar de todo, la vida no es nada si no es feliz, que si hay vida hay felicidad, y que cuando esta falta lo que adviene es la muerte… aunque a veces venga la policía y te mate igual por muy feliz que seas), es decir, esa afirmación de que la vida es música, un continuo, falta en sus últimas películas, donde es clave una resta: la resta de la muerte…

Publicado por Rubén García López Link a la crítica

Por Carlos Barea, en Fatigas mias

11.04.2015

Amo que te amen
“…la creación está cimentada sobre diferentes capas de realidad. Se cuenta el diario de otra película, Copla, pero al mismo tiempo es el diario de la propia obra, es decir, habla sobre ella misma…Gonzalo García-Pelayo es extremadamente visionario y crea conceptos artísticos que nadie se ha planteado siquiera, pero también sabe llegar al tuétano de nuestro cuerpo con una historia que, al fin y al cabo, entre transmediabilidades y metahistorias, es lo que sacude al espíritu humano desde el tiempo de las cavernas. Es una obra protofuturista, narrando temas que afectan a la humanidad desde que el hombre es hombre con un lenguaje recién nacido de sus manos…pero al final es una experiencia que cada persona tiene que vivir porque es una obra con vida propia, así que como ente independiente tendrá una relación diferente con cada persona con la que se encuentre…no nos dejemos amedrentar por la razón que nos retiene en pro de nuestra estabilidad emocional porque no hay nada mejor que estar absolutamente loco por algo que nos arrastra de los pelos…es difícil de describir todas las sensaciones que supone este experimento audiovisual …donde estás disfrutando una película, pero sin darte cuenta resulta que es una obra de teatro y que por su estructura narrativa también estás leyendo un libro…eso es la transmediabilidad, poder disfrutar un mismo producto comunicativo en diferentes soportes. Pues bien, Gonzalo GarcÍa-Pelayo ha conseguido trasladar este concepto, un signo de nuestro tiempo, a la forma de hacer cine. Y no solo lo ha trasladado sino que también lo ha transformado. No se limita a llevar su discurso a diferentes soportes, sino que mete todos los soportes de forma simultánea al servicio del discurso…interpretado, cómo no, por la omnipresente Nacha La Macha…”

Publicado por Por Carlos Barea, en Fatigas mias el 11.04.2015 Link a la crítica

Por Antonio Trullen:

17.04.2015

Amo que te amen
Gonzalo, lo dicho, divina juventud. He visto “Amo que te amen”, incluso la he visto dos veces porque cuando hay mucho texto y vale la pena (este es muy bueno), prefiero perderme algo del sentido en la primera visión y así poder disfrutar más de su música (también me ha gustado mucho la voz y las variaciones de Nacha la Macha). Me impresiona como consigues siempre reinventarte sin perder la ligereza y lidiando con las circunstancias que te toquen. Si entiendo bien, has escogido esta puesta en escena tan minimalista para concentrarte en el relato de la historia en vez de en la acción. En todo caso, hay un gesto iconoclasta y una fe en la palabra que no conozco en España. Creo que eres de los muy pocos que dan tanta importancia al texto (como Eustache o Monteiro). Y lo mejor es que sigue siendo puro García Pelayo. Hay un montón de cosas que me recuerdan a Vivir en Sevilla y a Corridas. Pero en más contenido (como el citado Dreyer de Gertrud).
Ensayo sobre el amor contado por un hombre-mujer, mujer-hombre, hombre-hombre, mujé-mujé. Amor juvenil contado en pasado. Dos tiempos que juntos dan vértigo.
Preciosa la saeta del medio. Muy emocionante la voz y la pasión de esa mujer. Y ella también, qué hermosura! Parece salida de un cuadro de Goya.

Por Fernando Arduán

18.05.2015

Amo que te amen
“…se te clava en el pecho todo lo que no se ve, todo lo que no se cuenta. De ahí, que hablo al comentarla del cine metafísico, por encima de las dimensiones conocidas. Yo he visto lo que no se ve, y he captado los latidos presentes y la intensidad emocional subyacente. Hay flores, avenidas, sangre, ríos, pantallas, incendios frente a una ventana al ciberespacio. La veré y la guardaré en mi corazón. No se si en usb o en la nube….pero en el centro de mi corazón. La veré más veces.”

Puedes adquirir el libro+DVD a través de este enlace

Gonzalo García Pelayo:

Salgo a tirar el dvd que acompañará al libro bilingüe español-francés de “Amo que te amen” y que Amargord Ediciones espera que tengamos el próximo jueves 21. El libro contendrá el guión que Antonio Gómez, Paloma Ruiz y Jeri Iglesias escribieron conmigo para la película. Esta es la galleta de ese dvd interpretado por las actrices Nacha la Macha (José Ignacio Galán Ordoñez, en la imagen) y Mayka Romero. Es una adaptación del diseño que hiciera Pepe Aranda.

El imperio del dolor

Por Rubén García López
MARTES, 1 DE DICIEMBRE DE 2015

Amo que te amen
Foto de Antonio Novillo
A la vista de Alegrías de Cádiz y Niñas, los dos primeros largometrajes realizados por Gonzalo García-Pelayo tras su decisión de volver al cine, una de las posibles conclusiones bien podría ser que, independientemente de la calidad intrínseca de estas, Pelayo había perdido mordiente. Y aunque a mi juicio buena parte de esta pérdida se deba a su conservadurismo, quisiera considerar aquí otra fuente, no ajena por demás a esta: su cultivo de una placidez más enunciada que real.

El desgarro, el sufrimiento, e incluso la crueldad, son elementos que no deben hacerse de menos en la primera etapa de su filmografía (1975-1982), y desde luego tampoco en la segunda, televisiva (1986-1989), donde realizó su obra más amarga, doliente y oscura, Veinte mil semanales. Aunque es cierto que por su puesta en escena García-Pelayo es único en introducir una placidez casi ontológica en su narración, esta no deja de estar atravesada, e incluso constituida, por la crudeza de la muerte: la del Moreno en Manuela, la de Quique, mágicamente asociada además con la del hijo de Farruco, en Vivir en Sevilla, la de todos los animales de Frente al mar, la de Miguel al final de Corridas de alegría o la del matrimonio de que se habla en cierta escena de Rocío y José (este último, además, había perdido recientemente a su madre, hecho en absoluto casual). Presencia de la muerte a la que no es ajena otra, la del desamor. La muerte del Moreno sucede a resultas de su defensa de Manuela frente al alcalde y es tanto causa como prueba de su amor por ella, una suerte de amor cortés también presente en el personaje de don Ramón, de muerte por amor, amor por cierto no correspondido. En Vivir en Sevilla, la aparición del niño del taller narrando la muerte de su amigo Quique a manos de la policía irrumpe justo después de la primera escena entre Miguel y Ana, donde se manifiesta tanto el deseo de éste como la insatisfacción de ella, y precede a la sección donde se comunica que la pareja se ha separado: está ubicada, por tanto, en el lugar mismo de la separación. Las muertes de los animales en Frente al mar son un insistente contrapunto mortuorio a la plenitud sexual de la vida en la casa, pero también permiten matizar su impresión de felicidad y goce, ya que el acontecimiento central de la historia no deja de ser la imposibilidad de materializar un amor imposible, de llevar a la realidad una especie de ideal: regirse por el presente del sentimiento amoroso, sin atar este a temporalidad horizontal alguna (proyectos, matrimoniales y familiares entre otros). La muerte de Miguel en Corridas de alegría tan solo culmina inexorable la imposibilidad de encontrar a la amada, Deus absconditus de la narración. Tan solo en Rocío y José y, sobre todo, Tres caminos al Rocío, el amor no correspondido es aceptado (o en fin, padecido con resignación) en tanto la amada es la Virgen del Rocío, nada menos, con lo cual la imposibilidad humana de atravesar el orden trascendente es mejor aceptado: la Virgen no posee carne que penetrar, luego es en la imposibilidad de la comunión carnal con ella que esa peculiar forma de deseo que es la fe puede realizarse (claro que un servidor tiene pendiente de publicación un artículo sobre Pelayo titulado “Cómo follarse a la Virgen”, así que…). Aunque en este amor a la Virgen se manifiesta una alta (en el sentido de mística) concepción del amor, según la cual amar consiste sobre todo en abrirse uno mismo a la experiencia de ser habitado por el otro, lo cual convierte el ser correspondido en algo en cierto modo innecesario. De nuevo, el amor cortés. Y el sentimiento que dará lugar a Amo que te amen.

Desde Veinte mil semanales, manifiesto confesional del amargo fondo personal del cine de su realizador, y punto casi final de su obra si no fuese por su retorno actual, esta capacidad de hilvanar el dolor de la pérdida, de la imposibilidad de realizar un ideal afectivo, de no poder ser amado o incluso amar como se quisiera, con el sentimiento de necesidad, de placidez, de orden implacable y en el fondo feliz (Vivir en Sevilla es un modelo de película que se auto-obliga a la felicidad, en la que se puede sentir cómo, a pesar de todo, la vida no es nada si no es feliz, que si hay vida hay felicidad, y que cuando esta falta lo que adviene es la muerte… aunque a veces venga la policía y te mate igual por muy feliz que seas), es decir, esa afirmación de que la vida es música, un continuo, falta en sus últimas películas, donde es clave una resta: la resta de la muerte… seguir leyendo

Fatigas mías

11 de abril de 2015

Como la (pasión por la) copla no hay ná

Imagen Amo que te amen subt francés una pelicula de Gonzalo Garcia Pelayo