Alegrías de Cádiz (2013)

Gonzalo García-Pelayo

La película que supuso el regreso del director de culto Gonzalo García Pelayo tras casi treinta años alejado de las cámaras. Una cinta libre, experimental y audaz, en la que varios personajes se entrecruzan por las calles de Cádiz, en pleno carnaval, buscando a una mujer (interpretada por cuatro actrices diferentes) de la que se han enamorado.

Nueve Sevillas

gonzalogarciapelayo.com 1

Duración: 119 minutos
Director: Gonzalo García-Pelayo
Guión: Iván García-Pelayo, Pablo García Canga
Producción: Tablada Ediciones Musicales en asociación con Jeyb Net imagen, Enrique Cerezo, Dato Sur.
Director de Fotografía: Jose Enrique Izquierdo Bouza.
Montaje: Jeyb Net imagen
Música: Fernando Arduán, Pablo Cervantes
Intérpretes: Beatriz Torres, Marta Peregrina, Laura Espejo, Rosario Utrera López, Silvana Navas Guerrero., Jessica Cana Sánchez, Patricia Galindo, Jerónimo, Silvio Iglesias, Fernando Arduán, Óscar García-Pelayo, Raúl Puerto Salguero y Javier García-Pelayo.

Todos los días se aprenden cosas si uno quiere y tiene inquietud. No conocía a este director, y tendré que conseguir sus películas del periodo de la transición (¿qué era eso de la transición?), cuando nos creíamos que éramos los dueños de nuestro destino. Entra uno en cualquier buscador y te aparece una reseña biográfica de lo más sugerente, si, es el “Pelayo” revienta casinos con sus hijos, creando un sistema legal para arrasar la banca, pero claro, no hay legalidad permitida que consiga arruinar a los señores del juego, y gracias que no le partieron las piernas y sólo le prohibieron entrar en los casinos de todo el mundo.

Productor musical de Triana, de Hilario Camacho, Lole y Manuel, Amancio Prada, … periodista musical, y lo que importa, cineasta contracultura oficial, enfrentado al modelo oficial de cine que intentó sembrar Pilar Miró como industria y que le echó de las pantallas en 1982 porque eran épocas de fastos y no estaba bien visto hacer cine con cuatro duros y que no creara tejido industrial, porque nos empeñamos en parecernos al cine francés sin darnos cuenta del tipo de espectador que somos.

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=sw6aIp2AkdE
http://youtu.be/rbb0P2sN1fk

Y del boca a oreja me empiezan a llegar mensajes de su nueva película, 30 años después, visible gratis en el portal márgenes.org hasta el 16 de febrero, rodada en 2012, clandestina como tanto otro cine inclasificable y tan necesaria como ha de ser toda oferta cultural sana y plural, “Alegrías de Cádiz”, tan sencilla como profunda, tan honesta como truhana, tan vital y alegre como melancólica y profunda, tan musical como pintoresca, tan local como universal.

Y voy a airear mis rarezas, no me gusta Cádiz ciudad, no me ha llamado su leyenda de ciudad milenaria, ni su supuesta blancura, ni la hermosura de su bahía, y me pongo a ver “Alegrías de Cádiz” y me parece otra ciudad, me parece una ciudad que no entiendo porqué no me ha gustado las veces que la he visitado, y no me molesta el gracejo, ni la música, ni el cante ni el baile, y me parece tan imperfectamente interpretada que resulta genuina. Y habla de amor y de amor perdido, del que ama a todas las mujeres y el que quiere solo a una, y del que por amar a muchas no tiene a todas ni a ninguna, y del que por no centrarse en la cercana pierde a la que quiere y a la que querría querer. Y me entran ganas de volver y no entender lo que dice la gente en ese idioma tan raro que hablan.

Y ese Jeri y esa Pepa son la semilla y la tierra de Cádiz o de cualquier ciudad que encuentre alguien que sepa retratarla con esa luz y ese amor en el aire. Y la película es erótica cuando folla con palabras y cuando el grupo de chicas canta en la playa en bikini, es erótica en un paseo con pamela de una de las Pepas vestida con un vestido de verano que se mueve al ritmo de sus caderas y de la brisa del mar, y lo es con esa Pepa desnuda, a lo Brigitte Bardot en la película de Vadim con una pamela en sus posaderas.

Y se huele el mar, y se oyen las olas, y los jóvenes parecen jóvenes y los adultos son más jóvenes que muchos de nosotros, “y qué triste ser hombre de una sola mujer cuando hay tanto erotismo suelto por la calle sin que por eso se pierda el amor de la que te quiere”. Y la galería de personajes, los dos hombres enamorados de la misma mujer, y la mujer que está ahora con uno y luego con el otro porque así tiene dos y ya se verá, y el que elabora ritmas asonantes a la velocidad del rayo que quiere las cosas al 100 % con varias, y la mujer que prefiere tener un 50 % de las cosas, porque el 50% de uno y el 50 % de otro hacen un 100% con dos cosas mientras que el 100 % de muchas sólo te permite una sola. Y el boxeador poeta, que lo mismo te suelta un guantazo que te habla de los genes dominantes en las razas que fueron colonizando la bahía de Cádiz, o te hace una rima mientras te hace el amor, porque éste hace el amor y el otro folla.

Y llega el carnaval y todo es alegría, porque cantando por alegrías se van las penas, y se repasan a cantantes míticos de la historia de Cádiz, pero también se inventa un personaje, el de Fernando, que resulta ser una revelación musical de nombre Fernando Arduán, que habla de lo mismo que todos pero suena distinto, de los amores y de los desamores. Resultaba que estaba nominado a los Goya, pero bueno, nos gusta más lo que suena moderno y se canta en anglosajón, la mayoría no entendemos lo que se dice, seguro que los que votan tampoco, pero oiga, queda mucho más moderno que escoger a un cantante melódico y andaluz. Buscad las canciones por internet a falta de comprarse el disco, vais a quedaros con la boca abierta, Fernando Arduán, y para los que miren con suspicacia, ha cantado en Radio 3, creo que eso ya dice algo a su favor.

No me resisto a copiar aquí un comentario del director al enterarse del premio a la canción de esa infamia del cine español que es “La gran boda española”, allá va, creo que refleja fielmente el tipo de persona ante la que nos encontramos, la de los valientes sin pelos en la lengua, la del individualista español hasta los mismísimos de tanta autocomplacencia plañidera. “No quiero saber perder. No cuando nos gana una canción de mierda cantada en inglés. Yo me voy a cagar en la puta madre de los académicos que han votado eso en nombre de la cultura. Burros, que hacéis el peor cine de Europa, que los portugueses os están dando una paliza en todos los festivales, hijos bastardos de la nefasta Pilar Miró, que no teneis detrás ni a la crítica ni al público que os huye despavorido……”

http://youtu.be/9gNDm8bIejY

Y el desahogo sigue, es fácil encontrarlo, y es fácil entenderlo, lo fácil vendido como importante, el ombliguismo frente al francotirador cultural libre para decir lo que quiere y como quiere, mezclando ficción con la realidad de un casting, y hablando del amor, habla de la muerte y te siega la sonrisa casi permanente con un ramalazo de profunda emoción con una madre hablando de su hija.

Y el cante, y la música, y los instrumentos y los bailes, los pescados de la bahía y los mercados surrealistas. Y si quiere remarcar una frase te la pega en la pantalla mientras el diálogo continúa, porque en la vida te quedas con frases mientras lo que te rodea sigue su marcha, porque no todos llevamos la misma velocidad ni el mismo ritmo ni seguimos (o perseguimos) las mismas realidades.

Y viendo la película te sale un “tiritrantran, trantran, tiritrantran trantran” y piensas en todas esas cosas que han pasado y que están por pasar, de la envidia que dan esos jóvenes pendientes de disfrutar, de vivir, de amarse y de follarse, de jugar al póker y dejar los problemas para cuando sean importantes, porque en esa ciudad se hacen constituciones como soles y se hacen mujeres que son una y son muchas, tantas como para que el director decida que el mismo personaje lo interpreten cuatro mujeres distintas.

La Andalucía gaditana conocida, sólo faltan ,y no es poco, las procesiones y los toros, pero apareciendo tan tópica de contenido es profunda y única en su análisis, en su cirugía de una ciudad que vive con sus personas, cerca del mar, cantando como se respira, con toda la vida mostrando su color, porque ella es…….la Pepa.

De Miguel Martín en su blog NOS HACEMOS UN CINE. 12.02 Link a la crítica

Sobre «Alegrías de Cádiz»

Hay muchas teorías sobre los orígenes de Cádiz, la ciudad más antigua de Occidente. Se dice que los primeros gaditanos eran fenicios que venían de Tiro y de Sidón, pero yo creo que llegaban de otro mundo, muy libre y muy blanco, tan blanco como su luz de cal y de sal. Ya bien lo dijo el Beni, alienígena con estatua, en frase inmortal: “Mira si es antiguo Cádiz que ni siquiera tiene ruinas”.
Alegrías de Cádiz, el feliz retorno al cine de Gonzalo García Pelayo, es la película más libre y luminosa que he visto en mucho tiempo, y documenta que sus personajes bien podrían ser de ese otro mundo por su forma de hablar, de reir, de cantar y de moverse por la vida.

Y por el brillo en los ojos y los cuerpos de las cuatro Pepas protagonistas (Laura Espejo, Beatriz Torres, Rosario Utrera y Marta Peregrino – y también, Pepas colaterales pero presentísimas, Jessica Sánchez, Silvana Navas y Patricia Galindo). Y por las sonrisas, el vacile, el balanceo, el dejarse llevar. Un mundo felizmente ritual, pautado por el alegre coro de las chicas del Revuelo, hermanas de sangre de las hadas zumbonas de El sueño de una noche de verano, y con apariciones monárquicas como la de Mariana Cornejo, reina y maga de ese mundo antiguo y sin ruinas, o el compás como narrador de Javier García Pelayo, el rey de la Sota Americana, uno de los últimos hippies verdaderos que quedan, que habla como un viejo sabio que lo ha visto todo pero aún sigue maravillándose y dejando que la vida centellee.
Hay otro narrador, un joven monarca ocioso y mujeriego, Jeri Iglesias, que lanza delirantes proclamas y se pone estupendo pero nunca falso, porque sus palabras, que en boca de otro podrían sonar pomposas o retóricas, brillan y brincan como peces locos en el agua. El Jeri parece la reencarnación de su padre, el gran Miguel Ángel Iglesias de Vivir en Sevilla y Corridas de alegría, vuelto a la tierra, al paraíso original gaditano, con más fuerza y todavía más locura pero, me atrevería a decir, sin una gota de su tormento: ese retorno es el mejor homenaje que podrían hacerle sus compadres, los García Pelayo. Y como los Pelayos son contagiosos en el mejor y más dichoso sentido de la palabra, ahí asoma también Oscar, poeta y boxeador, hijo de Gonzalo y sobrino de Javier.
Y no me olvido de la voz y la música de esa revelación que es Fernando Arduán.

Viendo Alegrías de Cádiz no dejé de pensar en lo mucho que le gustaría a Pasolini esta película. Todavía más: si Pier Paolo, en un salto digno de Gianni Rivera, su mediocampista favorito, hubiera esquivado la muerte en Ostia, bien podría haber marcado gol en Cádiz. O sea, que yo lo veo resucitado allí, mirando así, cantando por alegrías, descojonándose con el ingenio inagotable y la poesía auténticamente popular de las chirigotas y comiendo capirotes de camarones. En Cádiz podría Pasolini volver a sonreír y encontrar las sonrisas de todos los Ninettos y todos los Acattones: la sonrisa de aquellos barrios de Roma, los borgate de las orillas del Tíber, que todavía olían, como sus gentes, “a jazmín y a sopa humilde”.

Alegrías de Cádiz, que atrapé el pasado diciembre en la sala Berlanga (CineMad) y todavía no ha llegado a los circuitos llamados “comerciales”, hace honor a su nombre: alegría de vivir, de rodar, de contar. A mí me da igual que comience historias que luego abandona, que los actores entren y salgan de sus personajes, o miren a cámara, o improvisen, o enmudezcan y rompan a reir, porque así es como brota la vida en los relatos.
A mitad de película, por ejemplo, se produce la irrupción gloriosa de las chirigotas, con su ingenio desinhibido y reluciente, y hay que parar como se para en Cádiz para recibir los carnavales. ¿Qué puede haber más importante? Juan Orol paraba la acción en una de sus películas porque los protagonistas se iban al fútbol y creía que el público tenía que ver el final del partido, y Clint Eastwood hizo algo parecido en Escalofrío en la noche para que escucháramos a Cannonball Adderley tocando en el festival de jazz de Monterrey.
Siempre habrá quienes digan que no se pueden mezclar las aguas, que una cosa es un documental y otra una ficción, y categorizaciones por el estilo: peor para ellos, porque sus vidas estarán igualmente encajonadas.
Felizmente, Gonzalo García Pelayo sigue fiel a su visión del mundo, a su lema de marino fenicio o, directamente, extraterrestre, por raro y por libre: “No hay puerto más seguro/que el de ser fiel a lo incierto”. Y la espléndida noticia es que su prodigiosa longitud de onda está encontrando múltiples y merecidos ecos en certámenes de toda España y del extranjero.Tras la presentación de Alegrías de Cádiz en el festival gaditano Alcances, y luego en el de Sevilla, sus películas se vieron, el pasado otoño y en salas repletas, en el Festival Internacional de Cine de Viena (Viennale 2013), y en febrero se verán de nuevo en el ciclo que le dedica a partir de mañana la Filmoteca en el cine Doré, al que seguirá una retrospectiva en el Museo del Jeu de Paume de Paris, del 18 de marzo al 6 de abril. Y ya está rodando la siguiente, Niñas, mientras prepara Que se me paren los pulsos, un viaje al corazón de la copla mas feroz: tras treinta años de silencio cinematográfico, esto es un retorno por todo lo alto. Que no decaiga.

Publicado por Marcos Ordoñez, El País Cultura 31.01.204 Link a la crítica

Alegrías de Cádiz

LA NUEVA película de Gonzalo García Pelayo es más que una película. Es un canto a la vida. A la vida de los sentidos que se yerguen sobre una exagerada geometría de las sinrazones y los conocimientos del hombre. La consecuencia está a la vista: nos amplia, nos ensancha y nos hace más holgado el horizonte de la existencia y, a veces, de la inexistencia, pues que la muerte está integrada plenamente en la vida. Es el poder catártico del arte de García Pelayo. Del arte. Cine cervantino, cine de Quijotes, cine vitalista. Aquí no muere nadie si no es para alumbrar más y mejor vida. Aquí sólo se cita una muerte para estimular la vida. Aquí toda realidad es posibilidad. Alegrías de Cádiz representa la antítesis de la dominante ‘estética’, ideológica e impostada de nuestro tiempo, que necesita muertos y más muertos, trasfusiones de perversas explicaciones, para hacerse creíble. Alegrías de Cádiz es, como diría el otro vitalista del cine español contemporáneo, genuina vida de repuesto. Todo es auténtico. Nada es impostura. Alegrías de Cádiz expresa la claridad que precede a la salida del sol, la aurora. Nada se pierde en la luz de la Aurora de García Pelayo.

De la misma urdimbre carnal y sagrada que nutre la literatura de San Juan de la Cruz y Santa Teresa, del mismo tronco sentimental que convierte lo particular en universal en el pensamiento de Miguel de Molinos y María Zambrano, en fin, de la grandiosa tradición intelectual que eleva la carne a espíritu, humus sagrado que permite una convivencia feliz entre hombres y dioses, se alimenta la Aurora de García Pelayo. El eclecticismo hispánico no es un pastiche de diferencias sino una apuesta feliz por la fidelidad a lo incierto. A la metáfora. La Aurora de García Pelayo es la gran metáfora, la guía, de toda su filmografía. También esta película sintetiza la precisa, por poética, aportación de García Pelayo al cine, al gran cine, español: la luz de la aurora es guía, camino de iniciación, profunda raíz, el gran árbol de Cádiz, macetas llenas de flores, calles, casas, plazas, mercados, luz intensa del mediodía, cantes, costumbres, murgas, el Teatro Falla, el Beni, un papelón de camarones, los turistas, los acentos y gracejos del habla popular, las miradas de las mujeres bellas, puestas del sol y crepúsculos, salinas, formas de amar y de vivir, la Caleta, la Plaza de San Felipe Neri, la Pepa, en fin, Cádiz…He ahí la Aurora. He ahí la metáfora viva. La metáfora cumpliéndose. Realizándose. Cádiz es la aurora de Gonzalo García-Pelayo.

Esta grandiosa metáfora, Alegrías de Cádiz, ha conseguido su objetivo: trasponer todas las cosas -la vida- desde su lugar real, una parte extrema de España, a su lugar sentimental: la vida de los sentimientos de cualquier ciudadano del mundo. Lo local se ha hecho universal. Grandioso y vitalista costumbrismo (creencias e ideas) de España para el mundo entero. Hoy, gracias a Alegrías de Cádiz, nada hay más universal y vigente que la ciudad más antigua del mundo.

Publicado por Agapito Maestre, El País Cultura 16.06.2014 Link a la crítica

Fiel a lo incierto

La película es combinación de ficción, documental y cine ensayo, que habla de sexo, amor, exilio, tradición y violencia represiva.

Alegrías de CádizFigura central de la contracultura andaluza, motor del maridaje entre flamenco y psicodelia en calidad de productor discográfico y azote de casinos por la vía del cálculo matemático, Gonzalo García Pelayo fue, también, un cineasta fugaz, pero libre y visionario en la España de la Transición. Un apartado de su tentacular creatividad que ha sido reivindicado en estos últimos dos años. Culminó el proceso con la retrospectiva que le dedicó el Jeu de Paume, de donde salió una definición que sitúa su manera de entender el cine en una línea de continuidad: García Pelayo como eslabón perdido entre Buñuel y Almodóvar.

La definición no deja de ser injusta, porque lo de García Pelayo es, de hecho, único: podría dar fe de ello su segundo largometraje, Vivir en Sevilla(1978), combinación de ficción, documental y cine ensayo, que hablaba de sexo, amor, exilio, tradición y violencia represiva, mientras se cuestionaban tanto la propiedad privada de los afectos como las mismas convenciones del relato cinematográfico. García Pelayo llevaba treinta años sin dirigir, pero su regreso a la acción no ha podido ser mejor: Alegrías de Cádiz, película libérrima y mutante que hace por la luz gaditana lo mismo que Vivir en Sevilla hizo por los claroscuros hispalenses.

Alegrías de Cádiz se abre con las pruebas para elegir a la protagonista, Pepa, encarnación del espíritu simbólico de la ciudad que vio nacer a nuestra primera Constitución. El director decide no elegir: quedarse con las cuatro pepas que encarnarán los distintos rostros de una misma libertad polimórfica. Y la película también renuncia a conformarse con una identidad monolítica, desplegándose, así, como muchas cosas a la vez: coreografía de amores, desamores y desengaños, paseo por Cádiz bajo las explosiones verbales de su protagonista masculino —Jeri Iglesias, canalizando la energía de su padre, Miguel Ángel Iglesias, actor fetiche de García Pelayo—, reivindicación del poder popular, irreverente y contestatario de las chirigotas y loable diálogo entre la memoria de la vieja efervescencia contracultural y la vida y la carne que se conjugan en presente. Una película viva, inagotable.

Publicado por Jordi Costa, El País Cultura 23.05.201 Link a la crítica

Por Boris Nelepo

10.06.2014
Друзья, смотрите, как здорово! «Удовольствия Кадиса», один из самых замечательных фильмов прошлого года, его режиссер Gonzalo Garcia Pelayo выложил на YouTube с английскими субтитрами. «Удовольствия Кадиса» — гимн радости и удовольствию, «верность неопределенности», кино о том же, о чем Пелайо снимает всегда, — любви, сходящихся и расстающихся людях и о том, чего желает каждый, — душе, плоти и карнавале. Идеальный городской портрет: если вы никогда не были в Кадисе, то сразу же влюбитесь в это место. Особая гордость Кадиса — первая конституция Испании, принятая в этом городе в 1812 году в день святого Иосифа и прозванная «Ла Пепа», одну из Пеп в этом фильме играет незабываемая красавица Beatriz Torres Rivero. Любителям фильма «Наш любимий месяц август» тоже не следует проходить мимо. Посмотрите, в общем:

Traducción por Gonzalo García-Pelayo:
Amigos, ver cómo mola! “El placer de Cádiz”, una de las películas más maravillosas del año pasado, su Director Gonzalo García Pelayo publicado en YouTube con subtítulos en inglés. “El placer de Cádiz”-himno de la alegría y satisfacción, lealtad a la incertidumbre “, película sobre la misma como siempre, Pelayo-amor, convergente y rasstaûŝihsâ gente y lo quiere es un alma, la carne y el carnaval. El retrato de ciudad ideal: si nunca has estado en Cádiz, entonces inmediatamente Enamórate de este lugar. Un orgullo especial de Cádiz es la primera Constitución española, aprobada por la ciudad en 1812, día de San José y llamada “La Pepa”, uno de la Pep en esta película interpreta a una belleza inolvidable Beatriz Torres Rivero Letras. Los fanáticos de la película “nuestra lûbimij el mes de agosto”, también, no deben ser omitidos. Véase en:

Trailer de Alegrías de Cádiz

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Alegrías de Cádiz

AGAPITO MAESTRE 16/06/2014

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SOBRE “ALEGRÍAS DE CÁDIZ”

Por: Marcos Ordóñez | 31 de enero de 2014

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Fiel a lo incierto

La película es combinación de ficción, documental y cine ensayo, que habla de sexo, amor, exilio, tradición y violencia represiva.
JORDI COSTA Madrid 23 MAY 2014

El Blog del Cine Español

NO LO ENCONTRÉ, LO CREÉ

EL CRÍTICO Y CINEASTA JORDI COSTA ELIGE LAS 10 MEJORES PELÍCULAS ESPAÑOLAS DEL 2013

Posted by Óscar TA on 19 December 2013

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Campo a través- Alegrías de Cádiz. Gonzalo García Pelayo. 2013

Por Ana Morente 13/02/2014

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Agapito Maestre: Otra realidad. Diario filosófico

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Buscando a Cádiz en unos ojos

TAMARA GARCÍA CÁDIZ 11.04.2013

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‘Alegrías de Cádiz’ en París dentro de un ciclo dedicado a García Pelayo

REDACCIÓN CÁDIZ 16.01.2014

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García Pelayo estrena en Alcances sus ‘Alegrías de Cádiz’

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Gonzalo y Oscar Garcia Pelayo Club express, Alegrías de Cadiz

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‘ALEGRÍAS DE CÁDIZ’. EL “VIVIR EN CÁDIZ” DE GARCÍA PELAYO. SEFF’13

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Alegrías de Cádiz

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NOS HACEMOS UN CINE

23 de diciembre de 2014

LO MEJOR DE MI CINE ESPAÑOL DE 2014

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Alegrías de Cadíz/Reseñas
Cada vez que estoy enamorado creo que es para siempre

Por Ricardo Adalia Martín

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ME CONMOCIONÓ “ALEGRÍAS DE CÁDIZ” DE GONZALO GARCIA PELAYO

DICIEMBRE 2, 2013

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GONZALO GARCÍA PELAYO PRESENTA “ALEGRÍAS DE CÁDIZ”

OCTUBRE 30

De cerca del mar, Fernando Arduan
Viva la Pepa, la pepi
Mariana Cornejo, en su memoria, un abrazo!