El vasto proyecto-proeza de Gonzalo G. Pelayo
“Carne y Alma quebrada, dos eslabones del vasto proyecto-proeza de Gonzalo G. Pelayo (once películas en un año -de pandemia- en diferentes partes del mundo) continúan sus reflexiones sobre el amor, en todas sus declinaciones: profano, sacro, erótico.
Carne quebrada, cruce de Frente al mar/Intercambio de parejas (1978) con Le Mépris, le da una vuelta de tuerca al film dentro del film y al famoso film en train de se faire godardiano, cuyos últimos exponentes, los iraníes (Panahi, Kiarostami, etc) habían dejado la vara muy alta.
Todo el cine de Pelayo es una máquina de guerra contra la ética (y la estética) protestante (igual que Rossellini); muchas veces usa armas de la contrarreforma y en otras, como en este caso del panteísmo, vía el deus sive natura spinoziano. La naturaleza omnipresente, nunca decorativa, envuelve las disquisiciones filosóficas, eróticas, etimológicas y hasta los actores que discurren frente al mar, parecen estar vestidos como griegos o romanos antiguos. El deseo de Spinoza le viene como anillo al dedo a Pelayo, porque su cine, siempre privilegia la pasión más perfecta: la alegría que suele aparecer ya desde el título. La tristitia, pasión menor, imperfecta para Spinoza, casi no tiene cabida en el cine de Gonzalo.
En Alma Quebrada, algo del sol negro de la melancolía se deja escuchar y ver (para Pelayo no todo se ve con los ojos) en este cante por soleá, con pocos elementos, la música -extraordinaria-, los paisajes (el mar, la árida Ávila) y un cuarteto de cantantes, personas/personajes que potencian la expresión al máximo. El cine de Gonzalo G. Pelayo transmite esencias, la historia da igual, lo que queda es la emoción.”
Juan Vidal, psicoanalista, traductor, escrito de cine, una de las personas más cultas que conozco, escribió lo de más arriba sobre las dos películas que presentamos fuera de concurso en Buenos Aires (sólo se admiten las tres primeras obras para la competición y estas son la 17 y 18 de mis obras), sobre todo “Así se rodó Carne quebrada” que calificó como obra maestra a la salida del primero de los tres pases.
Juan me ilustra y aconseja sobre cineastas como el japonés Hiroshi Shimizu, los brasileños Bressane y Sganzerla, el italiano Matarazzo, sobre el escritor Sérgio Sant’Anna, etc, etc, conoce todo.